Precios

Segundo trimestre con desinflación



Según el IPC GBA Ecolatina, la inflación alcanzó el 1,7% en junio, acelerándose 0,2 p.p. respecto al mes anterior. Además, acumuló 5,2% en el segundo trimestre del año -la variación más baja desde el tercer trimestre de 2017- y creció 43,6% en la comparación interanual.

Se destacó la dinámica de Alimentos y bebidas (+0,9%), que exhibió la evolución más baja para el IPC GBA Ecolatina desde septiembre de 2015. Sin embargo, el capítulo acumuló una suba de 17,5% en el primer semestre del año (4 p.p. más que el Nivel general) y de 49,6% respecto al mismo mes del año anterior. Vale aclarar que en la segunda quincena de junio se reincorporó la información de comercios de cercanía (que se habían dejado de relevar en la etapa más estricta de la cuarentena) mejorando la estimación del capítulo.

Por otra parte, la nueva restricción cambiaria implementada por el BCRA a fines de mayo, en la cual se les prohibió a algunas empresas acceder al mercado de divisas oficial para importar bienes, propició significativos aumentos en algunos bienes en junio. En este sentido, el capítulo con mayor dinamismo fue Esparcimiento (+5,4%, 2,8 p.p. más que el mes anterior), donde se destacaron las subas de equipos y elementos electrónicos y juguetes.

En lo que respecta a las categorías, el IPC Core creció 2,1%, acumuló una suba del 15,6% y se ubicó en 49,8% en la comparación interanual, levemente por encima de lo observado en el Nivel general.  Por su parte, el IPC Estacionales creció 1,4% -casi en su totalidad explicado por los aumentos de frutas e indumentaria-, acumuló una suba de 19,1% en los primeros seis meses (5,5 p.p. por encima del Nivel general) y creció 64,6% i.a. Por último, el IPC Regulados fue la categoría que siguió mostrando la menor evolución (+0,6%), acumulando únicamente 6,4% en el primer semestre del año junto a un aumento del 23,3% i.a.

¿Qué proyectamos?

Con tarifas congeladas en lo que queda del año y paritarias que no se reanudarán en el corto plazo, el principal driver que explicará la dinámica inflacionaria en el segundo semestre será el tipo de cambio.

Por un lado, la dinámica de la cotización oficial dependerá de en qué cuantía ayuden las nuevas restricciones cambiarias para evitar una depreciación del Peso en el corto plazo. De todas formas, las nuevas restricciones podrían tener un impacto inflacionario, en la medida que las cotizaciones paralelas se tornen más relevantes para tomar decisiones de precios. Por su parte, la dilatación de la renegociación de la deuda podría traer presiones adicionales, por medio de un incremento de la brecha cambiaria que acelere las expectativas de devaluación.

A su vez, aún faltan especificaciones por parte del BCRA sobre qué se hará con el excedente inyectado de liquidez, pero tampoco se sabe cuál será el pass through en el corto plazo, en un contexto de desplome de demanda agregada tan grande y alargamiento de las restricciones a la circulación. En este marco, considerando que podrían existir presiones en lo que queda del año, esperamos que la inflación cierre en torno al 40-45% en 2020.



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