Sectorial

“Precios Justos” para la Carne Vacuna, ¿una medida efectiva?



Tras un 2022 subiendo -en promedio- 15 puntos por debajo de la inflación, en sólo 5 semanas los precios de la hacienda en pie en el Mercado Agroganadero de Cañuelas promedian alzas superiores al 40%. Si bien este impacto no se vio reflejado plenamente en el IPC Nacional de enero dado a conocer por INDEC esta semana (el rubro Carnes y derivados en GBA trepó 3,9% vs un Nivel General subiendo 6%), el traslado al mostrador dejará su huella en febrero. En este sentido, el relevamiento del IPC GBA Ecolatina para la primera quincena del mes reflejó que el precio de la carne vacuna al consumidor trepó por encima del 20%, explicando 1,3 p.p. del incremento del nivel general (+6,1%).

En forma análoga a lo que ocurre con las frutas y verduras, el Gobierno se ve en dificultades de concretar un acuerdo amplio y robusto con el sector de la carne bovina producto de la gran atomización de productores distribuidos a lo largo y ancho del país, el elevado índice de informalidad presente en algunos eslabones y el impacto sobre los precios de factores asociados a la estacionalidad, los ciclos biológicos y/o las inclemencias climáticas. En este sentido, la sequía, que operó como aliado del Gobierno en 2022 al inducir una sobreoferta de hacienda para faena, comienza a jugar en contra.

En este marco, el Gobierno anunció este lunes una serie de medidas que buscan -además de “fortalecer la bancarización de carnicerías y comercios de barrio y promover la producción”- mitigar el impacto de estos aumentos en los bolsillos, englobadas dentro del “Programa Integral de Impulso a la Producción y el Consumo de Carne” -en reemplazo de su antecesor “Cortes Cuidados”-, junto con beneficios impositivos a la cadena de comercialización e incentivos a la producción.

Por el lado del consumo, los anuncios incluyen: (i) descuento del 35% promedio sobre los precios vigentes de los 7 “cortes populares” (asado, nalga, matambre, vacío, falda, paleta y tapa de asado), a partir de este viernes 17/2 en supermercados, hipermercados y carnicerías de frigoríficos. No obstante, según los precios vigentes relevados por el IPCVA observamos que el descuento promedio sería bastante menor (-10%); (ii) congelamiento de estos precios hasta el 31/3; luego, sendero de aumentos mensuales del 3,2% hasta el 30/6; (iii) incremento de la oferta desde las 6.000 Ton/Mes que regían bajo “Cortes Cuidados” (el cumplimiento efectivo rondaba las 3.000 Ton), a 15.000 Ton; (iv) reintegro del 10% del total de la compra con tarjeta de débito en carnicerías, minimercados y comercios que se estén inscriptos en el IVA como MiPyme; por último (v) el BNA ofrecerá los sábados y domingos una promoción para comercios de barrio del 35% de reintegro en las compras con tarjetas de crédito y débito físicas a sus clientes.

Ahora bien, ¿qué efectividad debemos esperar de estas medidas? ¿pueden tener un impacto progresivo para proteger más a los sectores de menores ingresos?

La oferta volcada al mercado luce limitada con relación al consumo mensual de la población. Como referencia, en 2022 el consumo aparente interno de carne vacuna rondó las 185.000 toneladas mensuales, por lo cual las 15.000 toneladas anunciadas representarían un 8% de ese total.

En segundo lugar, dado el elevado grado de informalidad presente en el sector de las carnicerías y negocios de cercanía, que limita la capacidad de realizar pagos por medios electrónicos, el paquete de medidas podría encontrar trabas para su aplicación en estas bocas de expendio. En este sentido, de acuerdo con la última Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGHo) de INDEC, el 94% del gasto en carne vacuna en carnicerías se realiza en efectivo, mientras que en los super e hipermercados esta proporción se reduce al 65%. Además, existen diferencias entre las familias según su nivel de ingresos: el 10% de los hogares más pobres utiliza el efectivo en el 96% de sus gastos en carne, mientras que la utilización cae a un 65% en el 10% más rico.

Y esto es relevante, dado que las carnicerías y autoservicios concentran el 75% del gasto total de los hogares en carne vacuna (57% en carnicerías y 18% en autoservicios) según el relevamiento. Además, son las clases más pobres las que adquieren en mayor medida la carne vacuna en estos comercios: El 10% de la población de menor ingreso compra la carne en casi un 80% en estos canales, mientras que en el 10% de mayores ingresos esa proporción baja al 65% (ver gráfico).

En síntesis, dado el volumen de ingesta habitual en el país, el patrón de consumo de la población y el grado de informalidad del principal punto de venta de la carne (contando con una menor proporción de medios de pago electrónicos), las medidas difícilmente generen un impacto relevante para mitigar el importante aumento de precios de la carne vacuna que se viene registrando en las últimas semanas, siendo los hogares de menores recursos los más expuestos a esta realidad.



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