Política

La situación económica condiciona cada vez más la reelección



Los niveles de popularidad del Gobierno en el peor momento del ciclo

Sin dudas este comienzo de 2019 marcó para todo el ciclo de Cambiemos el peor momento en materia de opinión pública. A esta situación se llegó luego de un proceso de deterioro que comenzó en noviembre de 2017, luego del triunfo de Cambiemos en la elección de medio término, y que solo tuvo una ventana de recuperación entre octubre-diciembre del año pasado, luego de la Cumbre del G-20 y de un diciembre tranquilo y con estabilidad financiera. El peor derrumbe se registró en la Imagen de Gobierno, con una caída de 26 p.p. en la imagen positiva, que cayó a menos de la mitad del valor de noviembre 2017.

La imagen de Mauricio Macri tampoco estuvo indemne a la crisis económica de 2018 y al deterioro general que sufrió el Gobierno luego del triunfo en 2017. La imagen positiva del Presidente cayó 23 p.p. desde noviembre de 2017, lo que lo dejó con un diferencial negativo de imagen de -21,9%.

Pero el deterioro no solo estuvo asociado al Gobierno y a la imagen de los dirigentes del oficialismo, sino que también se deprimieron las expectativas, tanto sobre el futuro del país, como sobre el futuro personal. Respecto del país, los que ven con optimismo el futuro se redujeron 18,2 p.p. Por su parte, los que creen que su situación personal va a mejorar en el futuro, que ya eran menos del 40% en noviembre de 2017, cayeron 14,4 p.p. siendo hoy solamente 1 de cada 5 encuestados a nivel nacional.

En definitiva, no hay indicador que no esté, a menos de 6 meses de las Primarias y a menos de 9 meses de la Elección General, en el peor momento del ciclo de Cambiemos.

A pesar de la crisis, el voto al oficialismo resiste por encima del 30%

A pesar del deterioro sufrido por el oficialismo en materia de opinión pública y de la continuidad de un escenario de crisis económica que viene socavando la popularidad del Gobierno, no deja de sorprender que las tendencias electorales vienen mostrando cierta estabilidad, sobre todo por el lado de la intención de voto al oficialismo, que si bien pierde casi 5 puntos desde julio 2018, en los últimos 7 meses el voto al oficialismo no cayó más de 2%, un registro que se mantiene en el margen de error muestral.

Esta suerte de resistencia del voto oficialista puede ser explicada por dos motivos: 1) una identidad muy fuerte entre Cambiemos y su electorado que no se ve alterada por la situación económica; 2) la ausencia de un candidato/espacio alternativo para ese electorado. Muy probablemente concluyamos que es más lo segundo que lo primero lo que retiene a los votantes de Cambiemos, que cuando ven el escenario electoral, ven que aquello que más rechazan y que los identifica como un electorado homogéneo, la figura de CFK, aparece como la alternativa más competitiva y con chances de volver al poder. Mientras la amenaza de CFK permanezca en el escenario, muy probablemente el electorado de Cambiemos no se mueva de donde está, sobre todo si no aparece otra alternativa competitiva que ofrezca garantías a ese electorado de una mejor defensa contra Cristina Kirchner.

¿Hay alguien que pueda ser una amenaza en ese sentido para el oficialismo? Debería ser alguien que reúna dos condiciones: 1) que esté en condiciones de ganarle a CFK; y 2) que exprese con claridad una diferenciación de CFK para darle garantías al electorado de Cambiemos que cambiaran de vehículo para defenderse de un regreso del kirchenrismo al poder. ¿Hay alguien que reúna esas condiciones? Hasta la aparición de Lavagna no. Pero a Lavagna todavía le falta cumplir en pleno las dos condiciones.



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