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La inflación continúa escalando, ¿hasta dónde puede llegar?



El IPC INDEC Nacional se aceleró por quinto mes consecutivo. En abril trepó 8,4% mensual, escalando respecto al 7,7% de marzo y marcando la mayor suba mensual desde abril de 2002 (10,4%). Así, el registro se ubicó por cuarto mes consecutivo por encima del consenso del mercado (REM-BCRA), que proyectaba un 7,5%. En la comparación interanual, los precios subieron 108,8%, el registro más elevado en 32 años (en septiembre 1991 había sido de 115% i.a.). De esta forma, la inflación acumulada en el primer cuatrimestre ascendió al 32%.

El registro de abril se vio impactado en particular por la corrida cambiaria de la última parte de abril, reflejada en un salto de los dólares paralelos en torno al 20%. La volatilidad en estas cotizaciones indujo aumentos de precios de carácter defensivo/precautorio como mecanismo de cobertura frente a una elevada incertidumbre sobre los costos de reposición.

La inercia inflacionaria cada vez más fortalecida

La inflación núcleo se aceleró al 8,4% mensual (vs. 7,2% en marzo), dando cuenta que la dinámica inflacionaria se va consolidando en pisos cada vez más elevados. Esta inercia se ve reflejada en ajustes de precios que no son sólo mayores, sino más frecuentes, con una creciente indexación y acortamiento en los plazos de los contratos (tanto formales como informales). Todo esto en un marco de creciente incertidumbre sobre los futuros costos de reposición producto de las restricciones a las importaciones, la volatilidad en la brecha cambiaria y la incertidumbre propia del proceso electoral.

Tasa real negativa

Como resultado, aún con la abrupta suba de la tasa de política monetaria en abril (pasó de rendir 6,5% mensual a 7,6% mensual), la tasa de interés real ex post fue negativa (menor a la inflación) por tercer mes consecutivo en abril (-0,7 p.p.), volviendo a presionar al BCRA para ajustar nuevamente las tasas al alza (ver Monitor Cambiario para más detalles).

Los Alimentos nuevamente traccionaron la inflación

Lo más preocupante es que el crecimiento nuevamente sea impulsado por el índice de Alimentos y Bebidas, que registró una variación del 10,2% mensual en abril (+1,8 p.p. por encima del Nivel General) y se ubicó por cuarto mes consecutivo por encima del promedio. En el primer cuatrimestre, los alimentos subieron 9 p.p. más xque el nivel general. Por su parte, los productos de consumo masivo crecieron 7,7%, dando cuenta, una vez más, de la ineficacia del programa Precios Justos a la hora de contener la evolución de estos precios.

El mayor incremento de los precios de alimentos y bebidas afecta relativamente más a los que menos tienen, en tanto utilizan una mayor proporción de sus gastos en satisfacer estas necesidades básicas, así como en indumentaria. En este sentido, tomando datos de INDEC, encontramos que mientras que la inflación del primer cuatrimestre fue de 30,7% para el 10% más rico de la sociedad, el guarismo fue de 33,1% para el decil más pobre.

Los mayores aumentos del rubro se vieron en Verduras (+20,4%), impulsado principalmente por el tomate (+63,4%) y moderado por la caída en papa y cebolla (-2,5% y -12,0% respectivamente); Leches, productos lácteos y huevos (+11,2%) y Azúcar, dulces y chocolates (+10,6%), mientras que Carnes y derivados trepó +9,1%, traccionado por aumentos en pollo (+26,4%).

En cuanto al resto de los capítulos, Prendas de vestir y calzado exhibió el mayor aumento (+10,8%), registrando una variación interanual de 120,7%, casi 12 p.p. por encima del nivel general. También se destacaron los aumentos en Restaurantes y Hoteles (+9,9%) y Equipamiento y Mantenimiento del hogar (+8,6%). Las divisiones con menor variación en abril fueron Educación (5,0%) y Bebidas alcohólicas y tabaco (3,8%).

¿Podremos ver una moderación en mayo?

Para mayo probablemente la inflación se encuentre más cerca del 9% que del 8%. En el mes impactarán puntualmente los ajustes en las tarifas de electricidad y gas, transporte público en AMBA (colectivos y trenes subiendo +7,8%, subtes +16%), taxis (+20%), combustibles (+4%), peajes (entre 40 y 50%), prepagas (+3,6% en promedio), servicio doméstico (+7%), encargados de edificio (+6%) y colegios.

A lo mencionado se le sumará el arrastre que dejaron los aumentos en la última semana de abril, motivados esencialmente por el salto en los dólares libres, que no fueron captados plenamente en el índice de abril.

El proceso inflacionario adquirió una dinámica propia difícil de frenar, frente a expectativas que vuelven a desanclarse, la falta de credibilidad en los hacedores de política económica para coordinar expectativas y la ausencia de un programa de estabilización, lo cual contribuye a ir consolidando pisos cada vez más elevados para la inflación.

La dinámica de la inflación actual se ve alimentada por una fuerte inercia, creciente indexación y acortamiento en los plazos de los contratos, junto a la incertidumbre propia de la transición electoral y la ausencia de las anclas tradicionales: no hay margen para congelar las tarifas de servicios públicos o atrasar sustancialmente el tipo de cambio oficial (como ocurrió frente a las elecciones de 2021), mientras que las paritarias ejercerán presión en el año electoral.

A eso se le suma el impacto de las restricciones a las importaciones, precios más sensibles a los movimientos de los dólares libres, incidencia de las expectativas de devaluación y el impacto del “dólar agro” sobre ciertos alimentos, con un programa “Precios Justos” con escasa influencia.

Por estos motivos, no esperamos una desaceleración de la inflación en los próximos meses, con un 2023 que, en el mejor de los casos, cerraría con una inflación del 130%. ¿Podría ser mayor? Probablemente.



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