Actividad

La economía no se reactivaba antes del Covid-19



¿Qué sucedió con la actividad en febrero?

El Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) cayó un 2,2% i.a. en febrero, acumulando una contracción del 2% en el primer bimestre del año. De esta manera, la actividad se ubicó en los niveles más bajos desde 2010. A su vez, en términos desestacionalizados, arrojó una caída del -1,1%, acumulando un retroceso de 0,9% en los primeros dos meses del año.

En lo que respecta a las ramas de actividad, ocho de las quince ramas estuvieron en rojo. La caída más profunda se vio en Construcción (-20,4% i.a.), que se ubicó en niveles apenas por encima de los observados a fines de 2005, mientras que Intermediación financiera cayó 7,7% i.a., producto de un mercado de crédito paralizado. Caídas menos profundas se vieron en Comercio e Industria manufacturera (-1,6% i.a. y -1,3% i.a., respectivamente), como muestra de un mercado interno que continuaba deprimido y ya revertía la tenue mejora observada en diciembre.

Por otro lado, los resultados medianamente positivos se observaron, principalmente, en el sector primario. En este sentido, Explotación de minas y canteras mostró un incremento del 3,5% i.a., producto del desarrollo que tenía Vaca Muerta antes de las dificultades en el mercado internacional del petróleo y Agricultura, ganadería, caza y silvicultura se mantuvo prácticamente estable (+0,2% i.a.). Por último, Electricidad, gas y agua creció 1% i.a. como consecuencia de una baja base de comparación y la recuperación de la demanda gracias al congelamiento de tarifas.

¿Qué esperamos para el resto del año?

La decisión de imponer un fuerte aislamiento social sobre una economía que arrastra una profunda recesión agudizó los problemas del aparato productivo, que ya se comenzaron a sentir en marzo: la caída de la demanda de energía cayó un 23% desde que el Gobierno Nacional decretó la cuarentena obligatoria, según los datos publicados por CAMMESA. Si bien aún no hay certeza de la duración de las limitaciones a la circulación, la estrategia parece ser levantar paulatinamente las restricciones, priorizando a las actividades más esenciales. De este modo, esperamos un desplome del nivel de actividad durante el segundo trimestre del año.

En este sentido, creemos que el efecto sobre las ramas de actividad será heterogéneo, aunque de profundo impacto. Los sectores más golpeados serán principalmente los vinculados a los servicios menos esenciales, vinculados al entretenimiento, turismo y la gastronomía; que seguramente no podrán operar plenamente en lo que resta del año. Además, incluso si el comercio minorista se exceptúa en el corto plazo, el comercio en general sufrirá una fuerte contracción producto de las restricciones a la circulación.

En lo que respecta a los bienes, el futuro de la Construcción y el de Explotación de minas y canteras es incierto. Por un lado, esperamos que la construcción se mantenga rezagada durante todo el año, dado que las perspectivas tampoco eran favorables antes de la pandemia. En el segundo caso, la profunda caída del precio del petróleo y la incertidumbre futura en relación a la demanda, mantendrá paralizada la producción por falta de rentabilidad.

Por su parte, la industria promediará el año en negativo, pero algunas ramas mostraran cierto dinamismo por ser consideradas como esenciales (industria alimentaria y vinculadas a la salud, por ejemplo). También es posible que aquellas que utilicen una mayor mano de obra relativa se vean más afectadas ante la dificultad de los trabajadores para desplazarse a sus puestos de trabajo o bien por la necesidad de continuar con el aislamiento social.

Los sectores que mostraran estabilidad e incluso podrán mostrar un tenue crecimiento son aquellos que son considerados esenciales, como Servicios sociales y de salud, Enseñanza e incluso Administración pública y defensa. Por su parte, el sector agropecuario será la única rama productora de bienes que mostrará relativa estabilidad.

De esta forma, proyectamos que la actividad se contraerá en promedio 7,5% i.a. en 2020, exhibiendo el segundo trimestre una caída de casi 15% en la comparación interanual. Estas perspectivas pueden empeorar por dos motivos: un alargamiento del período de restricciones a la circulación y del desarrollo de actividades productivas o por la materialización de un default.



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