Monetarias y Cambiarias

El riesgo país vuelve a subir y se acerca a los 700 puntos: un análisis desde la macro



¿Qué está pasando?

El riesgo país argentino arrancó la semana en alza, presionado por el clima electoral de Brasil, donde Gerardo Alckmin, el candidato preferido de los mercados, no logra acumular votos. En contrapartida, los representantes “extremos” de izquierda y derecha, Lula da Silva y Jair Bolsonaro, lideran las encuestas, incrementando así la incertidumbre financiera en el país vecino. Como resultado de estas turbulencias exógenas, el spread del costo de endeudamiento entre la Argentina y Estados Unidos superó 6,8 p.p. en la cuarta semana de agosto, un 23% más que al cierre de julio –cuando la tregua cambiaria lucía sólida-. Si bien la suba local respondió a factores externos, los mayores temores en Turquía primero (imposición de nuevos controles al flujo de capitales) y las elecciones de Brasil después, nuestro riesgo país acumula un avance mayor al de estos países (21,3% en el caso asiático y 16,5% en el gigante sudamericano). Por lo tanto, aunque los coletazos externos son las causas originales, las “réplicas” están siendo más pronunciadas. Asimismo, dado que la tasa de la Fed a diez años se encuentra en torno a 3%, los bonos locales a dicho plazo arrojan una tasa de interés del 10%, lo que representa su mayor valor desde fines de 2014.

¿Cómo impacta en la “economía real”?

Al momento, las principales dudas se posan sobre el cumplimiento del programa financiero 2019. En este sentido, los rumores sobre un pedido de adelanto de desembolsos al FMI para 2019 -que los USD 12.000 M se girasen en una sola cuota durante el primer trimestre, en lugar de fraccionadamente a lo largo del año-, aunque descartados de plano por el oficialismo, aumentaron aún más las presiones. En caso de concertarse este pedido, en lugar de tranquilizar a los inversores –lo que intenta hacer el Poder Ejecutivo desde mayo- los haría entrar en pánico. Por ende, se renovarían las presiones sobre el dólar y, una vez más, nuestras proyecciones más probables “se quedarían cortas”. ¿Qué implicaría esto? Que la caída del PBI sería mayor a 1%, que el tipo de cambio terminaría el año por encima de 32 ARS/USD y la inflación más allá del 35%. En este sentido, las subas del riesgo país dan cuenta de que los inversores externos le otorgan cada vez mayores probabilidades al escenario pesimista. Si bien esta confianza no está necesariamente vinculada con la realidad, en un modelo tan dependiente del financiamiento externo como el actual, es muy posible que prefigure a la misma (tanto en un escenario positivo, como fue 2017, como en el negativo). Por último, una porción del mercado está comenzando a percibir la sucesión de medidas del Banco Central (cambio en la tasa de referencia de política monetaria, sucesivos incrementos de encajes, una intervención errática en el mercado cambiario) no ya como una virtud pragmática de la nueva gestión, sino como una falta de rumbo del mismo; si contagiaran al resto de los inversores, nuevas presiones arreciarían.

Pero entonces, ¿qué probabilidades tiene hoy el escenario pesimista?

Muchas y crecientes. Al momento, la volatilidad y la incertidumbre están convirtiéndose en la normalidad de la economía argentina, para dejar de ser “episodios aislados”. Producto de los comportamientos de manada de los mercados, las posibilidades de que nuestro país caiga en desgracia se refuerzan con las malas noticias, a la vez que se dejan atrás con las buenas. En términos econométricos, los rezagos tienen ponderaciones cada vez mayores . Por lo tanto, mientras que la situación no se normalice, y que el gobierno no logre mostrar que domina la situación político-económica, es muy posible que los coletazos en países emergentes generen mayores turbulencias en el plano local; tal como viene sucediendo desde fines de abril. En consecuencia, el escenario pesimista no sólo viene aumentando su probabilidad de ocurrencia, sino que cada vez el “más probable” se le asemeja más.



Matias Rajnerman

Ecolatina

#RiesgoPaís