Sector Externo

El flujo comercial con Brasil en mínimos desde 2004



En junio, el intercambio comercial bilateral entre Argentina y Brasil arrojó un déficit de USD 100 millones para nuestro país, más que duplicando el rojo de USD 45 millones obtenido en igual mes del año pasado. Más allá de este resultado negativo, la nota la volvió a dar el flujo comercial: por el desplome tanto de las exportaciones a ese mercado (-39,5% i.a.) como de las importaciones desde Brasil (-30,8% i.a.) el intercambio total entre ambos países cayó 35% i.a., registrando el menor valor para un junio desde 2003.

Por el lado exportador, los poco más de USD 500 millones enviados a Brasil desde Argentina en junio representaron un 4,8% de las importaciones totales de ese país. Comparando con el 6,4% de participación obtenido en junio de 2019, y más aún con el 7,2% de 2018, este número enciende algunas señales de alarma. Si bien era esperable una caída, ya que la principal economía del Mercosur está en rojo, nuestras ventas cayeron casi el doble que el resto de las importaciones brasileñas (-18,5% i.a.), relegando nuestra importancia en este mercado.

El frente cambiario fue clave para explicar esta dinámica dispar. Mientras que el Real brasileño se depreció casi 33% en el primer semestre, en una economía sin inflación, el peso argentino avanzó “solo” 17,6% y la suba de precios habría rondado el 13% en nuestro país. Como resultado, perdimos competitividad precio, y el tipo de cambio real bilateral con Brasil se apreció 22% en la primera mitad del 2020. Por lo tanto, no solo estamos sufriendo un ajuste por cantidades en esta plaza, sino también por precios.

Por otra parte, la parálisis de la industria automotriz en un contexto de fuertes restricciones a la producción también contribuyó a esta caída. La exportación de bienes “no-esenciales”, que además operan con estrictos protocolos que enlentecen -y encarecen- la producción, también fue relevante. Si nunca es lo mismo exportar acero que caramelos, mucho menos lo es en este contexto.

Obviamente, la caída de las ventas tiene como principal explicación la caída de la actividad en el país vecino, en línea con la tendencia a nivel global. En este sentido, los últimos datos de actividad resultan contundentes: en abril, la actividad económica se contrajo un 15% i.a y casi un 10% comparado con marzo. Adicionalmente, las ventas minoristas cayeron un 17% mensual, mientras que la producción industrial lo hizo un 23% mensual en el mismo mes. Sin datos desagregados de Brasil, sabemos que las exportaciones de vehículos cayeron un 82% i.a. según ADEFA, 7 p.p. más que los patentamientos locales (-75% i.a.).

Respecto de las importaciones desde Brasil, la caída de 30,8% dejó a las compras desde ese país en su menor valor desde 2003. Pensando en el desplome acumulado que mostraban las importaciones totales de nuestro país a mayo (-24% i.a.), también se observa un retroceso mayor de la economía vecina. Nuevamente la fuerte presencia de vehículos en la canasta importadora desde este país, y los importantes problemas de este sector para operar, explican parte de la caída.

Con estos números, el saldo comercial permaneció en equilibrio durante el primer semestre (USD -23 millones), mostrando una importante desmejora respecto de la primera mitad de 2019, cuando habíamos obtenido un superávit de USD 170 millones. Este retroceso obedeció a la caída de las exportaciones (-30,8% i.a.), ya que las importaciones desde el gigante latinoamericano también cayeron en la comparación interanual (-28,1% i.a.).

De cara al futuro, las perspectivas no son alentadoras: tanto el PBI argentino como el brasileño arrojarían caídas cercanas a los dos dígitos en 2020, golpeando fuertemente al comercio bilateral. De esta manera, será casi imposible repetir el superávit de USD 760 millones alcanzado en 2019. Aunque la reducción del déficit bilateral existente hasta 2018 es una buena noticia en un contexto de escasez de divisas, no poder sostener el resultado positivo del año pasado, o al menos la participación en la plaza brasileña, diluyen los aspectos a destacar. 2020 tendrá el menor flujo de comercio bilateral en más de una década y el frente externo con Brasil sumará preocupaciones a una economía argentina ya muy golpeada por todos los frentes. Al menos no se perderán divisas: ¿que podría ser peor? Eso no arregla.

 



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