Sector Externo

El contexto internacional presionaría los commodities a la baja



¿Qué está sucediendo?

El mundo se encuentra convulsionado. Donald Trump y su par chino, Xi Jinping, parecerían estar jugando al juego de la gallina desde hace varios meses con amenazas de imposición de aranceles al comercio entre ambos países. Una serie de idas y venidas in crescendo que desembocó en el establecimiento por parte de Estados Unidos de un arancel del 25% sobre productos importados chinos valorizados en USD 34.000 M (y amenazas de futuros aranceles sobre productos valuados en USD 200.000 M). La superpotencia asiática no se atemorizó y respondió solo horas más tarde con una medida similar.

Por otro lado, la economía norteamericana se recalienta: los últimos datos de desempleo lo ubican en torno a 4%, valor que no se alcanzaba desde el año 2000. Paralelamente, la inflación mostró una aceleración en los últimos meses y sobrepasó el mandato del 2% anual por el que debe velar la Reserva Federal. Como respuesta, la autoridad monetaria endureció la suba de tasas con el objetivo de moderar las presiones inflacionarias antes de que estas se fortalezcan.

¿Qué significa esto?

Estados Unidos ha dado inicio a una política monetaria contractiva y las señales del mercado muestran que este confía en que será exitosa. Cabe esperar entonces el afianzamiento de una dinámica flight to quality en el movimiento de capitales financieros que estimulará la apreciación del dólar. Además, la suba de tasas repercutirá también en las variables reales a través de un menor crecimiento de la economía mundial con la consecuente contracción en los flujos de comercio internacionales, fenómeno que se vería intensificado ante la consolidación de la política comercial actual.

Si bien a la hora de evaluar los impactos de la suba de tasas en Estados Unidos sobre nuestro país comúnmente se hace foco en el mayor costo y la menor disponibilidad de financiamiento, lo cierto es que las consecuencias no se agotan allí. Por el contrario, existen otros factores que se verían afectados en esta nueva coyuntura internacional, como el precio de los commodities, lo cual impactaría significativamente en las cuentas externas de nuestro país.

¿Cómo afectará al precio de los commodities?

En el mediano y largo plazo, las mayores tasas y la desaceleración de la actividad a nivel mundial comenzarán a ejercer presión sobre el precio de los commodities, conteniendo el alza de los mismos o incluso empujándolos a la baja. La demanda internacional debilitada (ya sea por redireccionamientos de cartera a bonos del tesoro estadounidense o menor demanda para consumo), sumada a la apreciación esperada del dólar, descomprimirá los mercados. Además, si suponemos condiciones climáticas normales en nuestro país, la cosecha arrojaría resultados favorables, por lo que la recomposición parcial de la oferta mundial contribuiría a esta dinámica bajista en el caso de los productos agrícolas en particular.

Esta perspectiva complejiza la restricción externa argentina y enciende una nueva luz de alerta en el tablero de control macroeconómico, en contraposición a lo ocurrido en el primer tramo de 2018 en que los precios de las exportaciones se movieron al alza. En los primeros meses del año, el crecimiento del PBI mundial a una tasa superior al 3% anual y las amenazas de una guerra comercial entre las principales potencias derivó en presiones alcistas sobre los precios de los commodities, sumado a factores puntuales que impactaron en las diversas categorías. Entre ellos se destacan los incrementos en los commodities agropecuarios debido a la mala cosecha de soja y maíz en Argentina y a la menor plantación de trigo, soja y maíz en Norteamérica, o los notables aumentos en el precio del petróleo a raíz de recortes en la oferta y reducción de inventarios, además de las amenazas de sanciones por parte de Estados Unidos a Irán.

Por último, teniendo en cuenta que la oferta se encuentra cartelizada, el precio del petróleo podría seguir a futuro una trayectoria diferente al resto de los commodities y podría continuar su escalada ante la conflictividad geopolítica reinante. Esto representaría un empeoramiento aún mayor en los términos de intercambio e impactaría sobre las cuentas externas argentinas por el lado de las importaciones energéticas.



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